La Tríade

Como es lógico, los demonios mayores no tardaron demasiado en ver el potencial de los mortales. Sintieron que la humanidad portaba en su interior el poder durmiente de los Nephalem, y que podía decantar la balanza del Conflicto Eterno. Por tanto, decidieron corromper de forma sutil a los humanos para enfocar sus poderes latentes contra los altos cielos. Con la humanidad bajo la influencia infernal, los demonios mayores dispondrían de un leal ejército de inconmensurable poder.

Así fue como Diablo, Mefisto y Baal extendieron su nefaria influencia a las mentes mortales, difundiendo sus retorcidas ideas por todo santuario. Sus susurros llevaron a la creación de la Tríade, una religión aparentemente altruista que adoraba a tres espíritus benevolentes que en realidad representaban a los demonios mayores: Dialon espíritu de la determinación, era Diablo; Mefis, espíritu del amor, era Mefisto y Bala, espíritu de la creación, era Baal. Es irónico que las distintas personalidades de los demonios mayores fueran la personificación de los rasgos opuestos a aquellos que los definen: terror, odio y destrucción. 

De izquierda a derecha: Diablo, Mefisto y Baal.

La popularidad de la Tríade creció rápidamente, y un gran porcentaje de los habitantes de Kehjan (actual Kehjistan) no tardaron en caer bajo su influjo. No hace falta decir que las bases de la Iglesia desconocían por completo que sus adorados espíritus eran en realidad señores de los Infiernos Abrasadores. La clave del éxito de los demonios fue que la Tríade defendía falsamente los principios de unidad y el poder innato de la humanidad.

En Kehjan, la Tríade construyó un gran templo de proporciones increíbles. El edificio triangular estaba compuesto por tres altas torres, una por cada espíritu de la Tríade. La obsesión de la organización por mantener su aspecto de grupo pacífico era tal que se referían a los guardianes del templo como Guardianes de la Paz.

Solo los miembros más importantes de la Tríade sabían la verdad: tras la fachada de la determinación, el amor y la creación, se ocultaba un vil culto que practicaba toda clase de rituales demoníacos. Era práctica común en el culto atraer a ingenuos iniciados y torturarlos de formas inimaginables para regocijo de sus señores demoníacos. No es de extrañar, a la vista de semejantes horrores, que el líder de la religión fuera Lucion, el mismísimo hijo de Mefisto.

El fulminante crecimiento de la Tríade dejó perplejos a los clanes de magos y otras instituciones que, hasta la fecha, ostentaban el poder sobre los habitantes de Kehjan. Según algunos textos de la época citada, dichos grupos creyeron que la Tríade no era más que una moda pasajera, y permanecieron de brazos cruzados mientras más y más víctimas caían en las fauces de la falsa religión de los demonios mayores. 

-Libro de Caín-